El Romanticismo del siglo XIX causó un profundo impacto cultural cuyos ecos continúan resonando hasta el día de hoy. No sólo representó una estética inmensamente popular que se apoderaría de todas las ramas del arte de su tiempo, sino que redefinió el significado y la función del mismo y el rol del artista en la sociedad moderna. Originándose en Europa central a fines del siglo XVIII, alcanzó su momento de esplendor entre 1800 y 1850 y continuó evolucionando durante muchas de las décadas posteriores.
A diferencia de otros movimientos artísticos contemporáneos, el Romanticismo buscaba poner énfasis en la experiencia estética, glorificando a la Naturaleza por encima de la Razón y en detrimento de la modernidad industrial. Y, bajo ese paradigma, fue responsable de muchas de las mejores obras literarias jamás escritas.
El rechazo a las convenciones iluministas
Los románticos buscaban poner el foco en la subjetividad individual, argumentando que la pasión y la intuición eran las herramientas esenciales para descubrir la verdadera belleza: aquella que produce una conmoción emocional. En contraposición a la "Era de las Luces", este movimiento se alejó conscientemente del culto a la Razón que tanto había dominado a la Europa de su tiempo y se acercó al mundo de lo sobrenatural, enfatizando la imaginación y la idealización por encima de las capacidades intelectuales.
Se volvió muy popular entre los escritores románticos honrar el llamado "culto a la sensibilidad", retratar el aspecto menos optimista de las relaciones humanas y definir al artista como un ser aislado de sus pares.
La Naturaleza como un refugio inquebrantable
El uso de las ambientaciones naturales en la literatura romántica no buscaba ser un mero telón de fondo, sino que transformó a la Naturaleza en un personaje en sí misma. En la mente de estos escritores, el mundo natural era un sitio donde el alma podía finalmente descansar, un refugio bajo el cual ponerse a salvo de las crueldades de la vida y, a su vez, una inagotable fuente de inspiración y temor.
Abundan en la poesía y la prosa de esta época extensos pasajes que describen la grandeza todopoderosa de la montaña, la calma de los ríos, la profundidad infranqueable de los bosques, la ferocidad de los animales y la inmensidad inescrutable del firmamento. A través de ellos, sus autores nos invitaban a experimentar el mundo desde nuestra pequeñez humana asfixiada por el poder sombrío del mundo natural.
Lo sobrenatural, aquella fuerza omnipresente
Muchos escritores de este período estaban fascinados con lo desconocido y con el misterio que se oculta detrás de los fenómenos inexplicables. Mediante la inclusión de leyendas, fantasmas y otros temas esotéricos, buscaban involucrar el lector en lo que existe más allá de la comprensión. Esto, afirmaban, le brindaba a la mente humana un alivio de los fastidiosos patrones sociales y morales y del peso opresivo de los tabúes.
Los románticos daban gran importancia a la descripción del "alma" como elemento separado de la identidad humana cotidiana, exploradora independiente de planos de existencia inusuales. Y, si bien no todos incluían elementos sobrenaturales en sus obras, quienes sí lo hicieron ayudaron a dar forma al movimiento.
El individuo como centro de todo
Desde la época del Renacimiento italiano, Occidente dio un giro hacia el humanismo racional, basado en la idea de que el Ser Humano individual, alejado de los misterios religiosos, está en el centro del universo -por encima de los Dioses y espíritus que habían dominado la cultura medieval-. A pesar de que el Romanticismo rechazó el racionalismo de la Ilustración, sí conservo el énfasis en el individuo como eje central de su propio mundo, pero ahora atado a una subjetividad radical.
Para los románticos, el hombre heróico era un ser solitario que luchaba contra su propia sociedad, en defensa de sus propias convicciones, y se hallaba en una constante búsqueda de su propia identidad. Esta exacerbación del "yo" venía a transmitir uno de los mensajes primordiales del movimiento: la creencia en que la esencia del hombre no estaba en su interacción con el mundo sino en su propio ser.
De las tradiciones cosmopolitas al nacionalismo
El individualismo romántico y el rechazo a las tradiciones preestablecidas derivó rápidamente en la defensa de la autodeterminación de las naciones desde un punto de vista geográfico, étnico, lingüístico y religioso. Si bien éste puede ser considerado el legado más oscuro de la Era Romántica, fue históricamente trascendente para la formación de la Europa moderna. Muy prevalente en la poesía, el nacionalismo romántico intentaba exaltar las virtudes de los distintos países y se valía de la revitalización del folklore como su principal arma.
En contraposición a las corrientes clasicistas y neoclásicas que se esforzaban por crear una experiencia universal para todos los seres humanos, los románticos intentaban segmentar el mundo en pequeñas unidades geográficas generadoras de identidad. Por esta razón, estuvo detrás de muchos de los conflictos nacionales que se esparcieron por Europa durante el siglo XIX.
La melancolía y la evasión de la realidad
Toda la literatura romántica está teñida por un halo de melancolía y pesimismo que le brinda una atmósfera única y muy fresca para su época. La nostalgia por los tiempos pasados fue fundamental para estos jóvenes escritores. La desesperación por el amor inalcanzable, tema central de numerosas novelas del siglo XIX, se expandió para abarcar la desesperación por las épocas no vividas. Dado que el artista romántico sentía que no encajaba en este mundo, buscaba evadir la realidad trasladando sus intereses a los siglos medievales tempranos, al lejano Oriente o a la América inexplorada. El aspecto lánguido de este tipo de literatura se deriva de dicha búsqueda.
El gótico como hijo pródigo
El Romanticismo fue indispensable en el sostenimiento y desarrollo de la literatura gótica europea. Un género que se desarrolló de manera casual, pero que encontró una inmensa popularidad entre los lectores de su tiempo, se basaba en la estética del miedo y de lo inquietante. La ficción gótica ponía énfasis en la arquitectura en decadencia, lo sobrenatural, los ambientes claustrofóbicos y los espectros espirituales de todo tipo. Dado que compartía el tono y los intereses con la ficción romántica, muchos autores experimentaron alternativamente con ambos géneros.
Autores que definieron el movimiento
Con la publicación de Las penas del joven Werther de Johann Wolfgang von Goethe en 1774 (uno de los ejemplos más tempranos de la literatura romántica derivada del Sturm und Drang alemán), el público empezó a familiarizarse con una nueva forma de héroe que se convertiría en sinónimo de la estética romántica: el artista joven y sensible de temperamento apasionado que es incomprendido por su sociedad. A partir de entonces, escritores tales como E. T. A. Hoffman, Hans Christian Andersen y los Hermanos Grimm se apoderaron de la escena en Alemania con relatos que instilaron un sentido de identidad nacional; mientras que Friedrich Schiller, Friedrich Hölderlin y Joseph von Eichendorff inspirarían a los jóvenes con sus visiones de libertad y tragedia.
En Inglaterra, Percy Shelley y Mary Shelley, con su poesía y prosa respectivas, denunciaron las crueldades del mundo industrializado y se dedicaron a idealizar la mortalidad y el mundo de lo sublime. Poetas como William Wordsworth, Samuel Taylor Coleridge, William Blake, John Keats y Lord Byron, buscaban salir de lo meramente contemplativo y volcarse hacia un desbordamiento espontáneo de sentimientos potentes. Este último autor fue responsable de la invención del llamado "héroe byroniano": un hombre cínico e implacable capaz de profunda afección romántica.
En Francia, la irrupción del romanticismo estuvo dada por escritores de la talla de Victor Hugo, Alexandre Dumas, Prosper Merimée, Alfred de Vigny, Alphonse de Lamartine y Alfred de Musset. Los conflictos maritales, los amores prohibidos y los tabúes sociales fueron los temas predilectos de dichos autores, que intentaban conmover hasta las lágrimas mediante sus turbulentas y trágicas historias.
Libros importantes de este período fueron: Los Miserables, La dama de las Camelias, Frankenstein, Don Juan, Marmion, Christabel, El jorobado de Notre Damme, Carmen, Rojo y Negro, El Conde de Montecristo, La novia de Lammermoor, William Tell y La cartuja de Parma, entre muchos otros.
¿Por qué leer literatura del Romanticismo?
Entre todos los géneros y movimientos artísticos que han regido el mundo de las Letras, el Romanticismo nos ofrece una perspectiva única y atractiva. A través de sus historias, nos adentramos en las profundidades de la experiencia humana, explorando pasiones, suscitando emociones y hundiéndonos en reflexiones acerca del amor, la muerte y la naturaleza de la existencia.
Los escritores románticos ponían mucho énfasis en la orfebrería del lenguaje, buscando desarrollar un efecto deslumbrante que conmoviera al lector y pusiera de manifiesto las pasiones más crudas, de manera desproporcionada, para causar gran impacto emocional. Debido a esto, la literatura romántica es una de las más placenteras de leer y una fuente inagotable de entretenimiento y emoción. Además, te ayudará a ampliar tu vocabulario y a encontrar expresiones muy poéticas para ilustrar los fenómenos cotidianos.
A pesar de que el tiempo de esplendor del Romanticismo se extinguió hace ya más de un siglo y medio, su presencia se ha vuelto omnipotente. Nuestra visión del arte como vehículo de expresión del mundo interno del artista, nuestra noción del escritor como un ser torturado y la idea de que las personas más creativas son genios incomprendidos por el mundo, nos han llegado como herencia directa del movimiento Romántico.
¿Existe acaso sobre la Tierra mente y alma que no haya sido penetrada por la grandeza de estos escritores?
- SOBRE EL AUTOR
Mi nombre es Rodrigo. Soy un escritor independiente Argentino, apasionado por contar historias y compartir reflexiones. Si bien mi campo predilecto es la ficción, en este blog les hablo sobre todo lo que pasa por mi cabeza: mi vida, mis experiencias, mis visiones del mundo y mi proceso creativo. Escribo desde chico ficción contemporánea y ficción gótica. He publicado relatos cortos y novelas que están disponibles para lectores de todas partes del mundo. A través de este blog, espero ayudarte a encontrar tu próximo libro favorito.