En 1897, un escritor irlandés de mediana edad que trabajaba como administrador en el Lyceum Theatre de Londres publicó una novela gótica que preanunció el surgimiento del género del terror. Con Drácula, Bram Stoker no sólo garantizó la longevidad de su legado literario, sino que inmortalizó las características que hoy asociamos al vampiro -ser mitológico que popularizó-. Más de 120 años después de su publicación, continúa siendo ampliamente leída en todo el mundo, ha influido sobre generaciones enteras de escritores paranormales y mantiene intactas su relevancia y su capacidad de aterrorizar a sus lectores.
Construída como una historia epistolar narrada mediante cartas, artículos de diario y fragmentos de bitácoras, Drácula es muy singular en su estilo, proporcionándonos una atmósfera espeluznante tan lograda como encantadora.
¿Sobre qué trata Drácula?
Ambientada en los Montes Cárpatos en Transilvania, la historia sigue los pasos de un joven abogado llamado Jonathan Harker, quien ha sido convocado por un aristócrata para que se aloje en su castillo durante un viaje de negocios. Si bien el motivo de la visita consiste en ayudar al Conde Drácula a comprar una casa en Londres para trasladarse desde el Este hacia el centro de Europa, nuestro joven protagonista pronto se dará cuenta de que nada en este castillo es lo que parece. Pese a las advertencias de su anfitrión de que no merodee por los pasillos durante la noche, Jonathan se encuentra de madrugada con tres vampiras involucradas en un extraño y sangriento ritual que termina perturbándolo.
Apenas consigue escapar del castillo, Jonathan se reúne con su prometida, Mina Murray, cuya mejor amiga Lucy Westenra ha contraído una extraña y fatal enfermedad. Pronto descubrirán el origen sobrenatural de su padecimiento, y quedará en manos del profesor Abraham Van Helsing -doctor y polímata- acorralar y destruir al responsable de la catástrofe que amenaza con apoderarse de Inglaterra: el conde Drácula y su reino de terror.
Temas y estilo literario
Drácula es reconocida por la atmósfera oscura y trágica que empaña cada una de sus páginas. Desde su publicación, se la comparó con las obras góticas de Wilkie Collins, Edgar Allan Poe, Ann Radcliffe o Robert Louis Stevenson. Sin embago, la prosa de Bram Stoker es mucho más siniestra e impactante que la de dichos autores, provocando un efecto terrorífico sobre sus lectores que luego sería utilizado como punto de partida para el desarrollo de la literatura de terror. Las descripciones de los miedos pueblerinos de los campesinos rumanos, de las montañas remotas rodeadas de niebla y de la maldad que asediaba los campos nocturnos le otorgaron a la narración una estética muy singular que transmite una amenaza latente en cada nuevo capítulo.
Un tema muy importante de la novela es la sexualidad, particularmente la femenina. La sombra que se traza sobre Lucy y Mina ejemplifica el temor a "pervertir" a las jóvenes inglesas y a su estricto recato victoriano. La representación hipersexualizada de las mujeres vampiro vino a convertirse en la encarnación de la depravación más horrible que podía imaginar el hombre victoriano sobre el colectivo femenino. A su vez, la manera seductora y físicamente invasiva con que el Conde atraía a sus víctimas masculinas invertía todos los estereotipos de masculinidad del momento, con un sutil componente homoerótico que luego se volvería inseparable de la literatura vampírica. Ofreciéndonos mujeres fuertes y hombres sumisos, la novela invierte los roles de género tradicionales, causando gran escándalo en una sociedad caracterizada justamente por la inflexibilidad de dichos roles.
La falta de civilización con que Bram Stoker retrató a todo el Este de Europa contribuyó a reforzar muchos de los estereotipos racistas arraigados en la península británica. Los rumanos (y eslavos en general) son caricaturizados aquí como seres semi salvajes, supersticiosos, entregados a rituales primitivos para calmar sus limitadas conciencias. Posteriormente, la novela establece un contraste entre dicho modo de vida y el "civilizado" y "avanzado" estado de la cultura inglesa.
La modernidad tecnológica juega un rol fundamental en la concepción de la obra. No sólo quiebra con la atmósfera gótica al extraer al monstruo de su contexto de castillos siniestros y trayéndolo a la modernidad industrial de Londres, sino que sus personajes muestran una significativa apertura mental ante los horrores a los que deberán hacer frente. Y es justamente esta mentalidad inquisitiva, propensa al método científico y al escepticismo moderado, la que termina dándoles una ventaja sobre el terror vampírico. Dicho conflicto no se desarrolla por casualidad: el tema central del libro es el triunfo de la tecnología sobre la superstición.
A su vez, el vampirismo funciona como alegoría de todas las grandes ansiedades de la sociedad victoriana: el miedo hacia la enfermedad -por los estragos que causa sobre el cuerpo-, la posibilidad de invasión de Gran Bretaña por una imparable fuerza extranjera, la pérdida de la propia cordura por causa de agentes externos, entre otras.
Legado e influencia
Si bien Drácula no fue la primera novela vampírica que se publicó -fue precedida por obras como El Vampiro, Carmilla, Varney el vampiro y Manor-, sí se trató de aquella que dominó la discusión a lo largo de muchas décadas. La estética del libro fue muy singular por haber conseguido fusionar el folklore europeo y las leyendas urbanas con la novela gótica, creando un modelo que luego se volvería popular en manos de decenas de autores durante el siglo XX. También introdujo otra amalgama que se volvió icónica: la unión entre el murciélago y el vampiro, transformando al primero en un eterno símbolo del terror, del Halloween y de los monstruos que acechan en las sombras. Otros elementos importantes que inmortalizó la obra fueron: las estacas, la aversión a las cruces y el odio vampírico hacia el ajo. Si bien muchos de estos clichés fueron superados por autores de terror posteriores, durante muchas generaciones se volvieron inseparables de la figura de Drácula y del ambiente gótico del Este de Europa.
Dado que la novela no se adaptó a los requerimientos de la ley de copyright en los Estados Unidos, el texto quedó casi de inmediato liberado al dominio público en dicho país, lo que permitió la aparición de innumerables películas, series y cómics que incluyeron al personaje en distintas situaciones. Esta oleada de adaptaciones masivas popularizó la historia de Drácula hasta volverla universal, familiarizando al público con la idea del vampiro aristocrático que habita en las regiones eslavas del viejo continente.
Como casi ningún otro personaje de ficción de su tiempo, Drácula se volvió un símbolo de nuestros miedos, de nuestros instintos reprimidos y de lo que subyace por debajo de nuestra prudencia cuando todas nuestras limitaciones desaparecen por completo. También nos ilustra el peligro de internarnos en sitios desconocidos sin informarnos acerca de la cultura y los horrores que allí habitan. Y, transcurridos 127 años desde su primera publicación, su mensaje continúa tan vigente y fascinante como el primer día.
- SOBRE EL AUTOR
Excelente artículo, como siempre. Es sumamente interesante analizar la obra desde el contexto social victoriano que la enmarcó. Los miedos y temores de una sociedad conservadora, al mismo tiempo que positivista, de finales del siglo XIX que la novela supo reflejar. También es fascinante la introducción del murciélago como un espécimen fetiche en el género vampiresco. Muy interesante en verdad. Saludos desde México.
ResponderBorrarMuchas gracias, me alegro de que hayas disfrutado del artículo :) Sin dudas es un texto que da para mucho análisis, incluso desde lo psicológico (muchas de las fantasías que el propio autor infunde en su obra). Tengo pendiente leer otras novelas del repertorio de Bram Stoker que me han recomendado. Apenas lo haga las estaré reseñando en el blog.
BorrarUn abrazo