Algo que siempre me ha fascinado acerca de los libros es el rol que cumplen con respecto a la soledad. Considero que ambos elementos –la literatura y la soledad- están interconectados de múltiples formas. Muchos de los libros que más me interesan ha guardado algún tipo de relación con esta temática, o al menos plantearon una conversación alrededor de ella. Los personajes más fascinantes que he hallado en obras de ficción han sido personas solitarias -sea por su aislamiento ante el mundo o por un sentimiento de alienación que los caracterizaba- y este rasgo fue lo que más me permitió vincularme con ellos. Me gustaría compartir con ustedes una reflexión al respecto.
Mi experiencia personal con la soledad
La soledad ha jugado papeles muy distintos en mi vida lectora. Me volví lector a una edad temprana, cuando todavía era un niño, pero mi verdadero amor por la lectura se desarrolló recién a los diez u once años. Parte de mi interés por los libros surgió de un profundo sentido de soledad personal, ya que durante aquellos años tuve pocos amigos, sufrí de grandes dificultades para encajar en dinámicas de grupo y tuve escasa socialización en ámbitos escolares. La lectura y la escritura vinieron a llenar el vacío de mis tiempos libres y, como dice el cliché, los libros se convirtieron en mis amigos durante buena parte de aquella época. Justamente, una de las cosas que buscaba en los libros era ese sentido de acompañamiento: la confirmación de que no estaba solo en el mundo y de que exisitían muchos otros como yo.
Hay soledad en la lectura
En ese sentido, podemos constatar una interesante paradoja en nuestra actividad lectora: leer es algo que hacemos a solas, pero al mismo tiempo es una forma de conectarnos con los demás. A través de la interacción con ideas, personajes y mundos de ficción, enriquecemos nuestra experiencia humana y establecemos un vínculo con otras personas. Distintos libros provocan efectos diferentes en nosotros: a veces exacerban nuestro sentimiento de soledad o, por el contrario, nos hacen sentir que hemos encontrado nuestro lugar de pertenencia. El escapismo de la lectura es un elemento donde entra en juego la soledad, permitiéndonos huir de ella o temporalmente remediándola durante las horas que dedicamos a la lectura.
La soledad de los escritores
Existe un aspecto de vulnerabilidad en la soledad, que se presta a ser explorado por los autores en sus novelas. Un escritor es esencialmente un alma solitaria, que emplea su mente como arma y su pluma como herramienta para combatir su soledad, para abrirse paso en el mundo, para difundir sus ideas y para darle forma a su propia realidad. Muchos de los grandes temas que encontramos en las obras de ficción se originan fundamentalmente en las reflexiones e introspecciones de un autor y esto es, por supuesto, una actividad íntima que se realiza en soledad.
¿Cómo influye la literatura en nuestra soledad?
La literatura cumple la función de asistirnos a mitigar, ahuyentar y resignificar la soledad. Todos deberíamos leer más, particularmente historias de ficción. Las personas solitarias tienden a sentir que no hay nadie que comparta sus puntos de vista, sus sentimientos o su manera de relacionarse con el mundo. A veces un escritor puede, mediante el uso de su imaginación, crear dichas conexiones a través de personajes con los que llegamos a identificarnos. La lectura, en consecuencia, vuelve a la gente más empática, más compasiva y mucho más anclada en las complejidades del mundo real. Leer nos permite comprender mejor a las personas, ponernos a salvo de las hostilidades del mundo y hacernos sentir un poco menos alienados de nuestra sociedad.
Por otro lado, los libros sirven como una excelente excusa para socializar: clubes de lectura, grupos literarios, festivales y ferias del libro. En esencia, nos permiten integrarnos a una comunidad de lectores que comparten nuestro amor por los libros –sea presencial u online-.
La paradoja de la soledad
Como escuché decir a Ashley Riordan -una de mis booktubers favoritas que, lamentablemente, dio de baja su canal hace unos años- en un video que hizo sobre este mismo tema: la triste contradicción de la soledad del ser humano consiste en que somos millones de personas en el mundo, todos buscando exactamente lo mismo –amor, amistad, entendimiento, compasión- pero nuestra incapacidad de relacionarnos los unos con los otros termina alienándonos de los demás. A veces preferimos el aislamiento antes que dolor del rechazo y esta actitud termina evitando una significativa conexión con otras personas. Leer y escribir son dos actividades que realizamos a solas y, al mismo tiempo, expresan nuestro profundo deseo de integración con el mundo.
¿Qué opinás al respecto? ¿Qué relación encontrás entre la soledad y la literatura? ¿Considerás que ambas van de la mano? Dejame un comentario con tus pensamientos aquí abajo :)
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