La casa holandesa de Ann Patchett es una de esas
extrañas novelas modernas que parecen destinadas a convertirse en clásicos. Publicada en el 2019 y considerada por la crítica como la mejor obra
de la autora hasta el momento, esta historia finalista del premio Pullitzer nos
presenta un relato crudo, desgarrador y tierno sobre una familia desintegrada
por las malas decisiones y por las consecuencias de la impulsividad. Escrita
en un tono melancólico, sencillo pero muy poderoso, fue una de las mejores
novelas que leí este año y, sin dudas, una que me interesa recomendar muy
especialmente.
¿Quién es Ann Patchett?
Nacida en Los Ángeles, California, en 1963, Ann proviene de una familia muy íntimamente ligada a la literatura. Criada en un colegio privado católico y formada en el Sarah Lawrence College, fue una precoz admiradora del arte y la literatura y una periodista nata fascinada por las memorias biográficas y las entrevistas profundas. Publicó múltiples novelas que fueron exitosas, especialmente en Norteamérica, entre las que se encuentran: El corazón de la Jungla, Comunidad y Estos días preciosos. Sin embargo, su obra más famosa y la que le ganó los premios PEN/Faulkner y Orange Prize for Fiction fue la novela titulada Bel Canto. En 2019 publicó La Casa Holandesa, obra finalista del Premio Pulitzer, que fue aclamada de manera unánime por la crítica profesional y amateur.
¿Sobre qué trata La Casa Holandesa?
La Casa Holandesa está protagonizada por dos hermanos, Danny -el narrador- y Maeve Conroy, y se construye con pequeñas viñetas de sus vidas desde la niñez hasta la vida adulta. Todas las memorias involucradas en la historia están relacionadas a una lujosa mansión en la que ambos se criaron y de la que eventualmente serán expulsados. Hijos de un padre militar que se ha hecho rico en base al negocio de los bienes raíces, Danny y Maeve deberán lidiar con la consecuencias de la huída de su madre hacia la India -tras la cual se borró de sus vidas para siempre- y con el carácter de Andrea, la nueva novia de su padre quien se muda a la casa con sus dos hijas pequeñas y finalmente se casará con él.
Luego de la inesperada muerte de su padre, Andrea se autoproclamará señora y dueña de la Casa Holandesa y expulsará a los hijos de su difunto esposo, forzándolos a ganarse la vida por cuenta propia y sentenciándolos a una pobreza a la que no estaban acostumbrados. Afectados profundamente por los traumas de la muerte, el abandono y el exilio, Danny y Maeve sólo pueden apoyarse el uno en la otra y tratar de salir adelante en un mundo hostil, a ciegas, con la plena confianza de que eventualmente todo saldrá bien.
Con el paso de los años, el pasado compartido y los rencores de la niñez darán forma a sus personalidades, determinarán el lugar que ocuparán en el mundo y torcerán de manera definitiva el rumbo de sus vidas. Cada tanto, ambos estacionarán en coche en la puerta de la Casa Holandesa, reflexionando acerca de las injusticias vividas y utilizándolas como metáforas para las circunstancias actuales que asfixian sus corazones.
Estilo literario
La novela hace uso de un tono profundamente melancólico, escueto, poético y muy íntimo, que nos involucra con las personalidades de Danny y Maeve, a la vez que contiene una gran intriga y muchos giros de trama inesperados. El talento de Ann Patchett destaca a la hora de explicitar la infinita complejidad detrás de las dinámicas familiares, sobre todo cuando nos presenta personajes conflictuados que se enfrentan a sentimientos contradictorios de difícil resolución. En esta historia no existen héroes ni villanos, sino que se explora las dos caras de una misma moneda y cada circunstancia puede ser interpretada desde distintos puntos de vista. La autora sobresale a la hora de construir la trama, de generar escenas de alto impacto emocional y de hacernos empatizar con sus protagonistas.
Una reflexión sobre las emociones no resueltas
Gran parte del conflicto existencial de Danny y Maeve está relacionado a la incapacidad de lidiar con las emociones no resueltas. En el caso de Danny, con la ira hacia su madre, a quien culpa de todo su dolor por haberlos abandonado, sentimiento que proyecta en todas las personas que entran y salen de su vida. Maeve, en cambio, está lidiando con el resentimiento vitalicio hacia la maldad de Andrea, habiéndose robado primero a su padre, luego a su casa y finalmente a su estatus económico. Y, mientras que Danny intenta encontrar un hogar y una caricia emocional en todas las personas que lo rodean para compensar la pérdida de su madre, Maeve se vuelca hacia su hermano y su trabajo, intentando dar lo mejor de sí como forma de reparación de todos los daños causados por su madrastra. Con el paso de los años y el avance de la novela, el lector comprenderá que estos sentimientos permanecen latentes en los corazones de nuestros protagonistas y que ninguna de ellas termina de resolverse a pesar de los cambios a los que se enfrentan y que, una y otra vez, pondrán sus vidas patas arriba.
Mi opinión personal de la novela
Debo decir que disfruté mucho de esta obra literaria. Fue mi introducción a la autora -tengo su novela titulada Run en mis estanterías, pero decidí empezar por su obra más reciente- y quedé muy agradablemente sorprendido con la calidez humana de la prosa de Ann Patchett. La sensibilidad y la empatía que demuestra para reflejar las complejidades de la experiencia humana fue muy refrescante y su narración me resultó sopresivamente accesible a pesar de los temas con los que trata. Mi experiencia de lectura tuvo ciertos altibajos, fundamentalmente debido a que algunas de las situaciones planteadas se acercan mucho a vivencias que he tenido en mi vida personal y la exploración de dichos traumas no siempre es fácil de asimilar. Sin embargo, es una obra muy conmovedora, potente y atrapante que recomiendo a todo lector interesado en inmiscuirse tanto en la literatura contemporánea como en la producción de esta gran escritora.
¿Leíste La Casa Holandesa? ¿Qué te pareció? ¿Has leído otros de la autora? Contame en los comentarios :)
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