Frankenstein o «El Moderno Prometeo» (1818) de Mary Shelley es un libro que ha adquirido un estatus de culto en los últimos doscientos años. Lo que empezó como un experimento literario durante un verano volcánico en la estancia vacacional de Lord Byron acabó convirtiéndose en un hito inescapable de la era del Romanticismo.
Muchos desprecian los méritos de este libro. Otros lo aman con pasión. Objetivamente, puede interpretarse de distintas maneras: como una historia de terror, como un cuento sobre monstruos, como una obra plagada de ocultismo y hasta como una crítica filosófica a los avances del racionalismo científico. Cualquiera sea la visión que tengas, me gustaría resaltar algunos elementos que me resultaron interesantes de esta pieza de ficción.
¿De qué trata Frankenstein?
La novela sigue los pasos de un joven llamado Víctor Frankenstein, proveniente de una familia de Nápoles que es marcada por múltiples tragedias, quien decide crear una criatura uniendo partes de cadáveres. Tras la muerte de su madre, se asienta en Alemania para concretar sus estudios universitarios en Ciencias Naturales (particularmente química). Con un temperamento impulsivo, oscurecido por el duelo de múltiples pérdidas, y poseedor de un interés por la alquimia que data desde su niñez, Víctor se empeñará en lograr lo impensable: impartir vida sobre la materia inorgánica. Para semejante fin, construirá una criatura humanoide mediante la unión de partes humanas y tratará de animarla empleando métodos ocultistas. Sorpresivamente, tendrá éxito y pronto su monstruo adquirirá no sólo movimiento sino también conciencia. El horror ante tal abominación hará que el creador abondone a su criatura. En un estado de alteración febril muy similar al de una pesadilla, Víctor deberá confrontar no sólo a sus acciones, sino a sus propios demonios y a nuevas tragedias familiares que le auguran la mayor de las infelicidades.
El poder de la novela epistolar
Si bien Frankenstein podría considerarse un híbrido, ya que algunos fragmentos están narrados en prosa tradicional y otros a través de cartas, la novela hace un notorio collage de fuentes narrativas (algo que posteriormente imitaría Drácula de Bram Stoker en 1897). A diferencia de Las Amistades Peligrosas de Laclos –que también se compone de cartas-, los fragmentos epistolares de Frankenstein sirven para presentar un panorama más amplio dentro una historia simple. Las narraciones del capitán Walton que inauguran la novela y los episodios donde interactuamos con la conciencia de la Criatura nos permiten superar el arco narrativo de Víctor, transformando a la lectura en una experiencia mucho más rica.
El miedo a la industrialización
Tengo mis visiones personales respecto a la industrialización de Europa. Pienso que el énfasis en el Racionalismo propuesto por la Ilustración y la Revolución Industrial (junto a la previa Revolución Científica) pueden considerarse los más grandes logros del Occidente moderno. Marcaron el comienzo de avances positivos en las estructuras sociales y económicas y mejoraron los estándares de vida de países que posteriormente desembocaron en una ilimitada prosperidad para sus ciudadanos. Este proceso, sin embargo, fue acompañado por un gran miedo cultural y una reacción negativa de gran parte de los centros urbanos industrializados. Los europeos atravesaron un cambio que afectaba la idea del mundo que conocían hasta ese momento y dicha la alteración en las costumbres fue, sin dudas, perturbadora para muchos.
Estas inquietudes generaron movimientos anti-cientificistas, naturalistas y místicos (recordemos que ésta es la época donde surge el concepto de «revelación divina»). El Romanticismo inglés, estética en la que se inscribe Frankenstein, fue parte de dicha corriente.
Diría Mary Shelley sobre su propia creación, imaginada por primera vez durante un sueño:
«Vi al estudiante pálido de artes profanas arrodillado ante la cosa que había ensamblado. Vi el repulsivo fantasma de un hombre estirado y, luego, bajo el funcionamiento de algún poderoso motor, éste mostraba signos de vida y se revolvía en un movimiento semi-vital. Horroroso debe ser, porque supremamente horroroso es el efecto de cualquier esfuerzo humano que burle el estupendo mecanismo del Creador del mundo.»
Los peligros de la ciencia y, más específicamente, los peligros de los hombres que «juegan a ser Dios», constituye el tema central del libro y de buena parte de la literatura romántica de la época. En el siglo XIX, existían estudiosos que juraban que mediante el galvanismo –disciplina que se basaba en la aplicación de la electricidad al cuerpo humano- seríamos capaces, algún día, de conseguir que los muertos regresaran a la vida o que los vivos escaparan de las garras de la muerte. El terror a la materialización de dichos prospectos fue el combustible que alimentó la creación de esta novela.
El narcicismo de Víctor Frankenstein
Existen razones por las que Mary Shelley no centró su narración en la Criatura ni en los horrores que este monstruo provocaría en sus semejantes. La visión de la autora consistió en un relato moralizante sobre la propia psicología del protagonista. Víctor representa una vanidad suprema, encallada en una arrogancia cuya consecuencia es la creación del Monstruo.
Shelley nos presenta a la Criatura como un símbolo de la perversión de su propio creador, un producto inocente pervertido por la malicia e inmoralidad de un joven presumido. Víctor está obsesionado con ser Dios, con tener un control absoluto sobre la Vida, y posee un apetito excesivo por el reconocimiento ajeno. Percibimos dichos rasgos en su exhibicionismo, en sus reacciones violentas a toda crítica y en una ausencia de empatía que los psicólogos modernos podrían encuadrar dentro del desorden de personalidad narcisista.
Las relaciones artificiales que tiene con quienes lo rodean y su total indiferencia ante los demás contrastan con la excesiva importancia que le da a sus propios sufrimientos. No en vano, el título de la novela es «Frankenstein»: el foco de la atención está en la psicología de Víctor y su propio conflicto existencial. La criatura es apenas un subproducto de dicha psicología.
Encuentro que este rasgo es el más difícil de asimilar para los lectores modernos de Frankenstein: la cultura popular ha generado una imagen muy distinta a la que la novela nos presenta. Sin embargo, su cualidad introspectiva y filosófica ayudó a transformarla en un clásico.
El "Moderno Prometeo"
El último rasgo que me gustaría destacar es la elección del subtítulo del libro. Prometeo era, en la mitología griega, el Titán que creó a la Humanidad a imagen de Zeus. Luego, como castigo, fue atado a una roca y condenado a ser comido por los buitres por haber robado el fuego de los dioses. Shelley traza importantes paralelos entre la imagen de Prometeo y la imagen del joven Frankenstein. El esfuerzo de Víctor por crear Vida es un reflejo del esfuerzo de los Titanes por crear a la Humanidad. La autora lo plantea como un rasgo de perversidad que sellará el destino de todos aquellos que, sin serlo, intentan ser dioses. Víctor sería, entonces, un Prometeo para el mundo moderno: un ser que desafía los designios divinos y, en consecuencia, será castigado eternamente por la propia Divinidad.
Sin dudas, se trata de una novela maravillosa, que invita a la reflexión y que nos habla sobre la naturaleza de nuestra condición humana. Es sorprendentemente madura pese a haber sido escrita por una joven de dieciocho años, lo que atesta el inmenso talento de la propia Mary Shelley. Su prosa determinó el desarrollo del género del terror y la evolución de la novela gótica durante los siglos posteriores y los ecos de su influencia se escuchan hasta el día de hoy. Cualquiera sea la idea que tengas sobre esta novela, si aún no te animaste a leerla, te recomiendo que lo hagas. Se trata de una pieza literaria que no tiene desperdicio y que nos atrapa en cada página.
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- SOBRE EL AUTOR
Mi nombre es Rodrigo. Soy un escritor independiente Argentino, apasionado por contar historias y compartir reflexiones. Si bien mi campo predilecto es la ficción, en este blog les hablo sobre todo lo que pasa por mi cabeza: mi vida, mis experiencias, mis visiones del mundo y mi proceso creativo. Escribo desde chico ficción contemporánea y ficción gótica. He publicado relatos cortos y novelas que están disponibles para lectores de todas partes del mundo. A través de este blog, espero ayudarte a encontrar tu próximo libro favorito.