no Un fin de año productivo | Rodrigo Eker

Un fin de año productivo

     A medida que se acerca el final de este caótico 2022, me he dado cuenta de que no he aprovechado este blog en su máximo potencial. Esto se debe a una multitud de factores, entre los cuales se encuentran el tiempo y la motivación, pero créanme que tarde o temprano acabaré regresando a él. Como buen escritor, es necesario retornar siempre a la base de sustentación de mi propia cordura: escribir. He estado escribiendo mucho en las semanas que pasaron. Principalmente, me dediqué a terminar el compilado de cuentos en el que vengo trabajando desde hace cierto tiempo. Para ser exacto, me falta un relato y medio para finalizarlo y estoy un poco atorado en una historia específica que me está dando ciertos dolores de cabeza a la hora de concluirla. Como con todo, tiempo y perseverancia me llevarán a destino.


     Ha sido un año de emociones fuertes (el leivmotif de mi vida). He tenido conflictos interpresonales, problemas psicológicos y enfrentado numerosas adversidades. Sin embargo, este fin de año me encuentra en una circunstancia que había estado ausente en los diciembres anteriores: con una visión de futuro y un plan para llevarla a cabo. Me he dedicado a planificar -de manera no meticulosa- los próximos cinco años de mi vida. Esto significa: las metas que deseo lograr, las mejoras sobre mí mismo y los adelantos profesionales que de ello surgirán. Ya les he mencionado algunos de los requisitos: mis estudios universitarios que comenzarán el próximo año, las mejoras en mi salud física, la dieta y ejercicio saludables, etc. Otros serán mencionados a medida que desee hacerlos públicos. Pero siento una expectativa agradable que llevaba años sin experimentar y eso me da esperanzas de que todo saldrá bien para mí en el futuro cercano.

    A pesar de la ola de calor que plagará estas zonas del hemisferio hasta fines de febrero, mantengo mi ritmo de trabajo intacto: no sólo estoy escribiendo, también leo asiduamente. Estoy terminando Los inconsolables de Kazuo Ishiguro, un mamotreto de 560 páginas que se está convirtiendo en el libro más extraño que he leído en muchísimo tiempo. Apenas lo culmine subiré una reseña a este blog, diciendo las cosas que me gustan y desagradan de él (spoiler alert: es una lectura bastante agridulce en todos los sentidos). Probablemente continúe con Un vuelo sobre el nido del cuco de Ken Kesey (1962), novela que llevo años intentando comenzar y que recién ahora podré ponerme a leerla con tranquilidad. Si eso falla, tengo como premio consuelo Número Dos de David Foenkinos, libro que ordené recientemente a través de bookdepository y que aún no me llega, pero que es de los pocos lanzamientos actuales que me han llegado a entusiasmar. Mi lista de futuras lecturas es una verdadera ensalada, pero quiero aprovechar el verano para leer lo más que pueda, ya que una vez que arranque con el cursado universitario difícilmente tendré la oportunidad de hacerlo.



     La semana pasada fue el brindis de fin de año de mi empresa. Lo hicimos en un distinguido salón de eventos que ya habíamos utilizado anteriormente y que, a diferencia de años previos, resultó sumamente ameno. Subí un video a tiktok y una serie de fotos a mi cuenta de instagram al respecto. Si bien mi relación personal con mis compañeros de trabajo es un poco complicada, debo decir que me sentí muy a gusto en esta fiesta. Creo que todo el mundo está más relajado ahora que la industria se está recuperando y atrás ha quedado la cuarentena totalitaria y cavernícola a la que nos sometió el gobierno troglodita que tenemos (el cual, afortunadamente, está camino a su salida sin vías de reelección). Soy de la opinión de que Alberto Fernandez es el peor presidente argentino desde el retorno de la democracia -posiblemente de los peores de la historia- y cuya ineptitud me ha afectado personalmente como a tantos otros millones de argentinos. Estaré muy feliz el día que lo vea salir de la Casa Rosada para no retornar jamás.

     No deseo explayarme sobre las cosas negativas en mi vida en este momento. He pasado muchos malos momentos recientemente. Sin embargo, mantengo la frente en alto y trato de concentrarme en las pequeñas cosas que me traen un poco de placer. A veces es necesario desprenderse de lo malo, por más que sea difícil, y distanciarse de los problemas por un breve espacio de tiempo. Ese es quizás mi mayor deseo para mí mismo y para todos ustedes en las fiestas que se aproximan. Usen el fin de año para reencontrarse con ustedes mismos y renacer con un espíritu recuperado. Después de todo, el único camino posible para el ser humano es ir siempre hacia delante. 


  • SOBRE EL AUTOR
      Mi nombre es Rodrigo. Soy un escritor independiente Argentino, apasionado por contar historias y compartir reflexiones. Si bien mi campo predilecto es la ficción, en este blog les hablo sobre todo lo que pasa por mi cabeza: mi vida, mis experiencias, mis visiones del mundo y mi proceso creativo. Escribo desde chico ficción literaria y ficción gótica. He publicado relatos cortos y novelas que están disponibles para lectores de todas partes del mundo.

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