Allá por el 2020, en plena cuarentena totalitaria, leí un libro que me encantó -literalmente el mejor que leí en el año- que tristemente es poco conocido. Se trata de Unfollow de Megan Phelps-Roper. Es una memoria autobiográfica que se centra en el traumático proceso de salida de una muchacha inteligente y compasiva de una de las peores sectas de odio que existen en el mundo moderno. A pesar de que aún no se publica en español (lo tuve que leer en inglés), la considero una obra muy interesante que todo el mundo debería animarse a leer.
¿Quién es Megan Phelps-Roper?
Para quienes no conozcan a la autora, Megan fue uno de los miembros más activos de la Westboro Baptist Church, una iglesia bautista de Topeka-Kansas que se caracterizaba por un activismo basado en insultos y maltrato verbal. Las constantes apariciones públicas de sus miembros, con coloridos carteles de frases ofensivas, llegaron a convertirlos en un ícono de la cultura pop por razones muy equivocadas. Rápidamente se constituyeron en el grupo más universalmente despreciado y se aprovecharon de las protecciones legales a la libertad de culto para causar el mayor daño posible y de la manera más oportunista que encontraron. Su frase más famosa, la que le dio título a su sitio web oficial, era "God Hates Fags". El activismo anti homosexual se convirtió en uno de sus rasgos más característicos, usando las palabras más ultrajantes para referirse a las minorías sexuales. También atacaron abiertamente a judíos, celebridades y políticos de toda ideología, anunciando el fin del mundo y la ira de Dios que iba a caer sobre todos nosotros. Una de sus prácticas más crueles, sin embargo, fue la de protestar en los funerales de los soldados caídos durante las guerras de Irak y Afganistán, alzando pancartas frente a los familiares de las víctimas que afirmaban que sus hijos se iban a quemar en el infierno. Era muy común verlos celebrar públicamente las tragedias humanas (agradeciéndole a Dios por los tsunamis, los terremotos, las bombas y los genocidios) y condenar a los Estados Unidos como país pecador y sodomita odiado por Dios.
Fred Phelps, un abuelo problemático
Fred Phelps, el pastor fundador de esta Iglesia, era el abuelo de Megan. Su madre, Shirley Phelps-Roper, era la representante de prensa de la organización. Las apariciones mediáticas en centenares de entrevistas (desde el show de Howard Stern al programa de Tyra Banks, entre muchísimas otras) hicieron de ellos pequeñas celebridades durante la década de los 2000. Junto con sus nueve hermanos, Megan fue adoctrinada desde chica en estas creencias y forzada a protestar en la calle. Creció para convertirse en la mano derecha de su madre y uno de los miembros más prolíficos. En el libro, destaca los distintos métodos a través de los cuales su familia operaba para transmitir su mensaje, la atmósfera de opresión que existía dentro de la iglesia, las creencias específicas que extraían de la biblia (incluida la destructiva idea de la predestinación) y el modo en que eran aislados espiritualmente del mundo exterior. Es fascinante conocer la subcultura que se habían creado dentro de la comunidad (la mayoría de los integrantes eran familiares de Megan) y el modo en que los preparaban para no dejar entrar ninguna influencia externa a pesar de estar expuestos diariamente al mundo exterior.
El tema central de Unfollow de Megan Phelps-Roper
El tema central del libro es el proceso psicológico que atravesó su protagonista para salir de la mentalidad de odio que había adoptado desde niña, la influencia que tuvieron las redes sociales -específicamente Twitter- en cambiar su pensamiento y la reconstrucción de su vida dentro de las mismas comunidades que la Iglesia había atacado durante décadas. Nos cuenta cómo huyó con su hermana hacia Dakota del Sur, los amigos que hizo dentro de las comunidades judías y LGBT y su alejamiento definitivo de toda forma de religión. También nos retrata sus conflictos internos: su eterno amor por su familia de quienes fue ex-comunicada cuando abandonó la Iglesia, su búsqueda por reparar el daño que causó hacia las víctimas de su activismo y la reconstrucción de su identidad luego de un período extremadamente turbulento.
Es una memoria muy conmovedora, escrita con una prosa poética (plagada de pasajes bíblicos) y una ironía mordaz que la convierten en una lectura ligera y entretenida. En lo personal, debo decir que me encantó y creo que tiene mensajes que vale la pena difundir. Si tienen la oportunidad de leer el libro, queda absolutamente recomendado.
Megan y un activismo que merece ser reconocido
Quizás lo que más me interesa de la vida pública de Megan es el activismo al que se ha dedicado en los años subsecuentes a su alejamiento de la Westboro Baptist Church. Parte de sus esfuerzos se basan en su intento de reparar el daño que causó, pero otra parte se centra en aliviar la creciente polarización discursiva en la que están cayendo nuestras sociedades y que, para ella, se asemeja mucho a las tácticas que sus familiares utilizaban cuando era miembro de la Iglesia. Hace unos años, dio una conferencia de TED muy interesante que les recomiendo mirar como introducción a esta maravillosa mujer:
En ella, Megan nos dice que la solución a los crecientes conflictos ideológicos que separan a nuestras comunidades es sencilla pero a la vez difícil de implementar: tenemos que escuchar y hablar con las personas con las que estamos en desacuerdo. En países como los Estados Unidos (aunque es un patrón que podemos ver cada vez más frecuente en el primer mundo), la división entre izquierda y derecha, entre conservadores y progresistas, etc. ha llevado a la deshumanización del otro, a la violencia y a la persecución política con acusaciones de todo tipo. La cultura de la cancelación ha terminado (la mayoría de las veces de manera injustificada) con las carreras y reputaciones de cientos de personas. El modo en que se ataca a quienes disienten con la ortodoxia moderna es muy similar a la manera en que la Westboro Baptist Church trataba a todas las personas que no eran miembros de su credo. Sin embargo, los usuarios que interactuaron con Megan a través de Twitter y que eventualmente lograron que ella cambiara su pensamiento aplicaron cuatro tácticas que ella nos afirma que deben utilizarse para sortear discusiones difíciles y sobrecargadas como las que proliferan en nuestros debates actuales.
Las cuatro tácticas de Megan para fortalecer el intercambio de ideas
1- No asumir malas intenciones
Asumir que la otra persona tiene malas intenciones o motivos ulteriores inmediatamente nos corta de la conversación y nos impide entender por qué alguien piensa y actúa de la manera en que lo hace.
2- Hacé preguntas
En una discusión difícil, hacer preguntas sirve dos propósitos fundamentales: nos permite localizar la desconexión entre nuestros puntos de vista opuestos y le dan a la otra persona la señal de que está siendo escuchada. Esto predispone al debate y el intercambio.
3- Mantené la calma
Aún cuando el tema de conversación se vuelva difícil de asimilar, siempre hay que rehusarse a escalar el conflicto. Evitá los tonos duros, insultos, sarcasmos e interrupciones. Mantener la calma es difícil pero poderoso.
4- Desarrollá tu argumento
A veces asumimos que el valor de nuestras posiciones es obvio y evidente y olvidamos que para que los demás vean las cosas del mismo modo que nosotros es necesario tomarnos el tiempo de explicar nuestros puntos de vista. Si queremos cambio, debemos abogar por él.
Megan con su hermana Grace quien la acompañó en su salida de la iglesia |
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