¿Alguna vez se preguntaron cuál es el origen de la creatividad? Es algo que viene circulando por mi mente desde hace unos días. Debo admitir que una vez que terminé mi novela debut, Melodías Sepultadas, perdí gran parte de mi motivación y energías para seguir con mis otras obras literarias. No es que me desagradara escribir per se, sino que el desgaste lógico de cuatro años de trabajo produce una suerte de resaca creativa muy difícil de erradicar de un día para el otro. Continué escribiendo, o al menos intenté hacerlo, apenas terminé con el proceso de publicación y avancé con un tercio de mi próxima novela. La tenía planificada desde hacía tiempo y la historia me resultaba muy atractiva -es una novela gótica ambientada en mi ciudad-. Sin embargo, eventualmente fui perdiendo momentum hasta que terminé pausando todo esfuerzo artístico. Y en esa situación me mantuve durante un año entero.
No fue hasta hace relativamente poco que retomé con mis proyectos literarios. Quizás simplemente necesité tomarme un largo descanso o quizás haya otra cuestión interviniendo en el medio. Lo cierto es que, gracias a mi decisión de reinventar este blog, me encuentro en un momento de intensa energía creativa. Estoy trabajando no sólo en esa novela abandonada, sino que avanzo a pasos agigantados con un compilado de cuentos que también tenía guardado en el tintero. Publicaré lo primero que termine, pero ese no es el punto. Lo que más me intriga es comprender el por qué de este cambio tan repentino.
Actualmente, me siento inundado de creatividad. El impulso de crear, es decir, de concebir y plasmar utilizando hasta el último ápice de mi talento está devorando cada uno de mis días. Percibo a la creatividad como algo que se ha derramado sobre mí, que inunda mis venas y que fluye como un líquido que salpica todos los aspectos de mi vida. Y estoy tratando de aprovecharla mientras dure así.
Dichas sensaciones me hicieron recordar una antigua conferencia de TED de Elizabeth Gilbert. Novelista, ensayista y conferencista prolífica, es una persona sumamente carismática y elocuente. Suelo estar en desacuerdo con la mayoría de las cosas que dice esta mujer -de hecho, sus libros no me agradan en absoluto-. Sin embargo, las reflexiones que ella plasma aquí son muy interesantes. Habla del desarrollo de las ideas culturales acerca de la creatividad en Occidente y propone modelos alternativos de otras épocas y geografías para contrarrestar a aquellos que ella identifica como tóxicos. Sugiere, de manera sutil, que para ella la creatividad es algo externo, sobrenatural (de naturaleza divina), que es dado en préstamo a los seres humanos durante un breve período de tiempo. Esto, por supuesto, en oposición al humanismo racional renacentista que introdujo la idea de que la creatividad era algo interno que surgía del individuo.
Independientemente de cuál sea la postura que uno sostenga respecto a estas ideas, hay algo que todos podemos admitir: la creatividad es un proceso caprichoso, impredecible, que no siempre responde a nuestras intenciones personales del momento. Si alguno de ustedes ha intentado escribir algo o componer una pieza musical, saben exactamente a lo que me refiero. Hay veces en que uno trata por todos los medios de concretar un proyecto artístico, lo prioriza con la mayor dedicación que permite tu energía, y nada resulta de ello. Como dice Stephen King: no hubo música entre el escritor y la página. En cambio, hay ocasiones en que el proceso creativo fluye de manera sorpresiva, ininterrumpidamente, y uno termina asombrándose con el resultado de lo que se es capaz de crear.
¿Esto es natural? ¿La mente humana funciona de manera independiente a nuestra voluntad? ¿Cuál es el verdadero origen de la inspiración creativa? Son preguntas que me obsesionan, y no voy a pretender tener una respuesta concreta para ellas. En ocasiones, las palabras aparecen en la mente casi por casualidad, y la urgencia por plasmarlas y pulirlas se vuelve poco menos que intolerable.
En mi caso particular, me encuentro en un momento donde me asaltan las ideas -no sólo relacionadas a los dos proyectos que les mencioné, sino a otros que empezaré en el futuro-. Encuentro una facilidad inusitada para transcribirlas a la página y el manuscrito resultante está cumpliendo mis expectativas. Sea cual sea el origen o la motivación detrás de este nuevo auge creativo, me ha hecho volver a reencontrarme conmigo mismo, volver a apreciar mis dotes como escritor y volver a pensar en términos positivos acerca de mi carrera. Escribir es donde siempre me sentí cómodo, aquella actividad que constituye mi hogar. Y seguiré haciéndolo mientras mis energías se mantengan intactas.
¿Alguna vez experimentaron algo similar? ¿Han tenido experiencias cercanas con la inspiración creativa? ¿De dónde creen que se origina este proceso? Los leo en los comentarios :)
- SOBRE EL AUTOR
Siempre he pensado que la creatividad (entendida como una inspiración para cualquier clase de actividad) nace de una mezcla entre la motivación, persistencia, voluntad, entereza y una moderada dote de suerte, por eso me carcome la envidia (no con un enfoque negativo) contra autores o creadores que impertérritos pueden seguir trabajando y creando sin detenimiento, si bien, puede ser cuestionable su contenido y calidad, al menos siguen activos jugando a ser dioses sin temor o inseguridad a nada...esa presteza y estoicismo, que no se si lo dará la experiencia o la personalidad, es algo que desearía con ansias tener, y que como muy bien señalas, se traduce en una sustancia sin forma pero con fluidez, que es la creación.
ResponderBorrarComo siempre Rodrigo, un gusto leerte (y antes escuchar)
Muy de acuerdo con tus palabras. Pienso que la creatividad no es algo monolítico, sino que es el resultado de muchos factores
BorrarUn abrazo y gracias por pasar :)